[:es]UNA TAMBORRADA PARA RECORDAR[:]

[:es]Los redobles de los tambores de la agrupación cultural Sheshenarena Danborrada suenan dos veces por semana a las ocho y cuarto de la tarde en el colegio San José. Es un ensayo. Uno más entre tantos que se escuchan estos días. Sin embargo, este tiene algo especial, ya que reúne a afectados de Alzhéimer que se visten de cocineros y se preparan para desfilar por las calles de la Parte Vieja al son de la marcha de Sarriegui.

Los cinco afectados con principio de alzhéimer llegan a la cita del ensayo de forma autónoma, transportan su barril en una mochila, y estas semanas previas al gran día no disimulan su enorme ilusión. Desde el primer día, se han integrado a la perfección con el grupo, formado en su mayoría por jóvenes tamborreros. Félix tiene 81 años, es natural de Bergara y está encantado de salir por primera vez tocando en una tamborrada. «No me gusta estar quieto y es muy divertido el ambiente que se vive en los ensayos». A su lado, Pedro confirma que la camaradería es muy grande y que la gente «es muy maja». Este salmantino de origen, pero donostiarra de adopción, dice que su hijo es quien le va a prestar el traje de cocinero. Esteban reconoce que está aprendiendo «a tocar la marcha y le pego muy fuerte», mientras uno de los voluntarios Pintxo Koop le anuda el barril a la cintura. Román llega acompañado a la cita por su mujer, encantada de ver tan sonriente a su marido. «Siempre ha sido una persona muy participativa y está muy contento por salir en la tamborrada». Conchi es la quinta integrante de este grupo y disfruta también en cada ensayo.

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